EL ADOLESCENTE Y LA FAMILIA

La vida en familia proporciona la influencia más temprana para la educación de los hijos. Es determinante en las respuestas conductuales entre ellos y la sociedad, organizando sus formas de relacionarse de manera recíproca, reiterativa y dinámica que son las interacciones más importantes en familia. Por eso queremos señalar que la salud mental del adolescente tiene íntima relación con su vida en familia. La familia se percibe como entidad positiva que beneficia a sus miembros; de lo contrario, si el ambiente es negativo, existe menor control sobre ellos mismos. El adolescente es muy sensible a su entorno cultural; si su desarrollo es anormal, aparecerán dificultades en sus relaciones (familia, escuela, sociedad). Los criterios normales en la vida del adolescente incluyen: ausencia de psicopatología grave, control de las acciones previas al desarrollo, flexibilidad en la expresión de sus afectos y del manejo de conflictos inevitables, buenas relaciones interpersonales aceptando los valores y normas de la sociedad. Las dificultades entre los padres-hijos adolescentes se presentan, por lo general, alrededor de la autoridad, sexualidad y valores. La pobre habilidad de los padres para manejar esta etapa del desarrollo de sus hijos se demuestra cuando hay hostilidad e indiferencias por parte del adolescente. Lo principal puede ser conducta evasiva, agresión y rechazo de los valores de los padres con el consecuente pobre o nulo esfuerzo escolar, descuido de los atributos e higiene personal. Los adolescentes usan de manera abierta o enmascarada las conductas de rebelión.

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La vida en familia proporciona el medio para la crianza de los hijos, es la influencia más temprana y duradera para el proceso de socialización y en buena medida determina las respuestas de sus integrantes entre sí y hacia la sociedad. 1 La estructura de una familia está constituida por las pautas de interacción que se establecen entre sus miembros, quienes organizan sus relaciones dentro del sistema en una forma altamente recíproca, reiterativa y dinámica.

DIFICULTADES EN LAS RELACIONES FAMILIARES

Cuando los hijos llegan a la adolescencia los problemas familiares pueden centrarse en la diferenciación de roles y en asuntos relacionados con la separación. Para los padres puede ser difícil desligarse de los hijos y establecer un nuevo equilibrio en el sistema conyugal. Las dificultades en la relación padres-hijos, pueden ocurrir principalmente alrededor de tres áreas: la autoridad, la sexualidad y los valores. La interacción entre el adolescente y sus padres frecuentemente se caracteriza por una pobre comunicación y una expresión afectiva negativa, que resultan en un manejo inadecuado de los recursos para el control de la conducta.

Frecuentemente, los padres reaccionan ante sus hijos de manera consistente con los estereotipos que los adolescentes esperan; éstos van de ver al joven como un victimario (poderoso, violento, rudo, sexualmente agresivo) o como una víctima (pasivo, impotente, desprotegido, indefenso, incapaz). Los padres más jóvenes (menores de 38 años) tienden a percibir al adolescente, especialmente si es el primogénito de manera más negativa que los padres de mayor edad. Además, los padres ansiosos tienden a exigir pautas más elevadas para sus hijos. Estos factores promueven las barreras de comunicación e invitan al adolescente a excluir a los adultos de su mundo volviéndose silenciosos o refugiándose con sus amigos. Los padres con dificultades para disminuir gradualmente su “autoridad paternal” pueden contribuir a un problema de adaptación en el adolescente.

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Desgraciadamente muchos padres se muestran reticentes a dejar su rol protector y a permitir al adolescente adquirir autonomía por medio de la libertad y la responsabilidad, lo cual se convierte en un campo de conflicto, donde el adolescente se enfrenta de manera desorganizada y en muchas ocasiones autodestructiva a un autoritarismo sin concesiones. Como los padres evaden la confrontación directa, facilitan la expresión afectiva de rebeldía y desacuerdo en el adolescente por medio de conductas que “sí toleran”; por ejemplo, al adolescente que no puede salir con sus amigos a una fiesta, “se le tolera” que escuche la música a todo volumen o que rompa alguna cosa, en su cuarto, porque “así son ellos”.

La pobre habilidad de los padres para manejar la crianza en esta etapa al parecer se relaciona con un ambiente adulto que se muestra indiferente o/y hostil a las necesidades del adolescente. Dentro de esta atmósfera, los jóvenes muestran un mayor deseo de escapar o agredir y un mayor rechazo a los valores de los padres, como el rendimiento escolar y un descuido de los atributos personales esperados para ellos. Lo anterior provoca un mayor enojo y hostilidad en los padres, que empeora aún más la situación. En contraste, los padres que manejan adecuadamente la relación se caracterizan por mantener una comunicación directa y honesta, el interés franco por ayudar a resolver problemas, y el deseo de mantener un contacto emocional cercano; los adolescentes en este medio familiar son respetados en espacio, tiempo y privacía y en los intereses que persiguen.

Los adolescentes de manera abierta o encubierta utilizan las conductas de rebelión para:

1) probar los límites,

2) buscar autonomía y capacidad,

3) separarse de los parámetros y estándares parentales y

4) desarrollar un sistema de valores independiente.

Según Erikson, el adolescente desarrolla su propia identidad por medio de asimilar sus experiencias pasadas y aplicarlas a las situaciones nuevas. Este autor considera que las oscilaciones en el afecto, las conductas impulsivas y la “marginación” social son el resultado de la dispersión del rol que acompaña esta forma de “probar” el mundo. A diferencia del adulto, el adolescente debe involucrarse en estos “excesos” porque no posee otro mecanismo para asimilarlos del exterior y ponerlos en orden.

Algunos adolescentes permanecen relativamente libres de afecto negativo y rebeldía sin efectos nocivos. El nivel de afecto negativo y rebeldía es más una medida del monto de fuerza que se requiere para superar por parte del adolescente los lazos que le atan a sus padres y separarse de ellos, que una verdadera hostilidad para con sus progenitores.

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El joven busca la individuación; sin embargo, sus recursos son limitados y en un proceso sin comunicación salen lastimados. La rebeldía también puede manifestarse en la escuela al desobedecer reglas o disminuir el rendimiento escolar; sin embargo, el ambiente escolar en la secundaria cambia mucho y las exigencias de la preparatoria son aún mayores. Esto provoca confusión y miedo en el adolescente que percibe el aumento de demandas sobre de él, si a ello le agregamos que el grupo de coetáneos le puede rechazar sólo por ser diferente. El conflicto de los padres con el adolescente por lo regular se desarrolla cuando el adolescente luce “desmotivado” o preocupado más por los aspectos sociales que por los académicos, por eso es de capital importancia determinar adecuadamente la naturaleza de la problemática escolar, que suele ser un punto de fricción frecuente.

La adolescencia es un periodo de exploración de la sexualidad recientemente descubierta, por lo que son comunes los conflictos acerca de los valores sexuales y su expresión. Existe una clara y franca dificultad de los padres para discutir abierta y francamente las cuestiones sexuales, los padres temen una confrontación negativa con sus hijos; como resultado, muchos adolescentes desconocen las actitudes de sus padres hacia los asuntos sexuales. La comunicación juega un papel primordial, y una buena relación entre padres e hijos se ve coronada por una acertada toma de decisiones en lo que respecta a los tópicos sexuales. En este aspecto, la información no basta; es indispensable la cercanía emocional y sobre todo la libertad para que se desarrolle la confianza. Los adolescentes tienen muchas dudas y angustia alrededor de su sexualidad en desarrollo. Cada adolescente debe tomar decisiones con respecto a la expresión sexual, que va desde la supresión total, hasta la máxima promiscuidad. La actividad sexual indiscriminada puede ser un indicador de un pobre autoconcepto y/o sentimientos de minusvalía. De la misma manera, las conductas de actuación sexual (acting outs) pueden ser un elemento de venganza contra los padres o de atraer y retener amigos. Por desgracia, los adolescentes “creen”, por aspectos que se relacionan con su desarrollo cognoscitivo y emocional, ser invulnerables y entonces su riesgo de enfermedad sexual (el SIDA es la tercera causa de muerte en adolescentes) y de embarazo es muy elevado.

Existen algunos errores en la comunicación que a veces los padres cometen sin estar conscientes de ellos.

Veamos algunos de ellos:

Advertencia: “Estudia o te vas a quemar en los finales”.

Comentarios de mártir: “¡Esas discusiones entre tú y tu hermano, un día me va a dar un infarto por culpa de ustedes!” acabando conmigo,

Comparaciones: “¿Por qué no puedes ser como tu hermana? Ella siempre entrega sus trabajos a tiempo”.

Sarcasmo: “¿Sabías que tenías un examen de química y dejaste el libro en elqué listo eres, lo que hiciste fue muy inteligente. ¡Te felicito!

Profecías: “ Me mentiste acerca de tu calificaciones, ¿ Verdad? ¡Será un adulto en quien podrá confiar!

Los siguientes son ejemplos de formas de comunicación afectiva entre padres e hijos:

Describa el problema: “ ¡La luz  del baño está encendida!”  ( En lugar de: “¡Cuántas veces te he dicho que apagues la luz del baño!

Dé información: “Juan, la leche se agria cuando está afuera de la nevera”. (En lugar de: “Juan, eres un irresponsable por dejar la leche fuera de la nevera”).

Dígalo con una palabra: “¡María, las toallas!” (En lugar de: “¡María,eres una descuidada, mira las toallas en el piso!”).

Habla de sus sentimientos: Si un hijo la habla a un padre /madre de forma autoritaria en lugar de hacer una petición, el padre/madre podría manejarlo de la manera siguiente: “No me agrada que me digan lo que tengo que hacer. Me gustaría escucharte decir: papá, estoy listo para ir al cine. ¿Crees que podrías llevarme ahora?”

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Sugerencias:

Estimúlelo a hacer sus propias elecciones. “¿Qué sería mejor para ti? ¿Practicar antes de la cena o después?” Elecciones que le brindan al niño una práctica muy valiosa para la toma de decisiones. Debe ser muy difícil para un adulto verse obligado a tomar decisiones acerca de su carrera, su estilo de vida o la elección de su cónyuge sin tener una buena dosis de experiencia en ejercitar su propio juicio.

No le quite la esperanza. “Mamá, voy a concursar para el papel principal de la obra de la escuela. ¿Crees que me darán el papel?” “Escucha, no quiero que sufras una decepción. ¿Para qué tratar de que te den el papel principal, cunado no tienes ninguna experiencia en la actuación? Quizás haya un  papel más pequeño para ti.” En vez de preparar a los jóvenes para una decepción, déjelos que exploten y experimenten: “De manera que tratarás de que te den el papel principal. Va a ser toda una experiencia.”

No haga demasiadas preguntas. “¿Le gustó tu composición a tú maestro? ¿Aprobaste el examen de matemáticas? ¿Vendrá alguien a jugar hoy contigo? ¿No? ¿Y por qué?” El exceso de preguntas puede experimentar como una invasión de la propia vida privada. Los jóvenes pueden hablar acerca de lo que quieran y cuando deseen hacerlo.

Anime a su hijo(a) a emplear recursos fuera del hogar. “Mamá ¿Todavía no me has encontrado un maestro de guitarra?”“Aún estoy investigando, pero me gustaría que preguntaras en la escuela si te pueden recomendar a alguien.” Queremos que nuestros hijos sepan que no son totalmente  dependiente de nosotros. El mundo fuera del hogar, en las tiendas de animales domésticos, el dentista, la escuela, un niño mayor, son recursos a los que pueden acudir en busca de ayuda para sus problemas.

La comunicación afectiva ayuda a los padres a formar hijos responsables; con una buena autoestima; respetuosos de ellos mismos y de los demás; autosuficientes e  íntegros. Además, ayuda a establecer una relación afectiva y funcional entre padres e hijos, con límites adecuados. De esta manera, la autoridad de los padres no es cuestionada, porque se basa en el respeto, no en el temor. Constituye, además, una alternativa al castigo; sobre todo al castigo físico, que es completamente inapropiado, mayormente en la adolescencia.

Los padres de hoy tienen que disciplinar confiando en sus propias habilidades, encontrando en el amor incondicional a sus hijos, la certeza de que son la persona adecuada para educarlos y de que sus esfuerzos no serán en vano. ¡Deben creer y confiar que sus hijos adolescentes se convertirán en los valiosos adultos por los que ellos se han esforzado!

RECOMENDACIONES

Un concepto cuya utilización por parte de los padres puede ser aconsejable, ante diferencias de opinión sobre algunos temas, es el sugerido por Ginott. Este autor recomienda establecer la diferencia entre aceptación y aprobación como una forma de evitar discusiones interminables con los hijos adolescentes. En pocas palabras, un padre puede tolerar una conducta desagradable en su hijo, sin aprobarla; no es estimulada ni bienvenida, simplemente es aceptada.3

Fernando de 17 años, insistía en usar un arete ante la oposición terminante del padre, para quien tal costumbre era señal de una desviación sexual. En una entrevista con ambos se les ayudó a negociar el asunto de tal modo que el padre permitiera a su hijo portar el arete sólo fuera de casa, sin hacerlo dentro de ésta ni en su presencia. La solución fue satisfactoria para ambos y el padre aprendió a aceptar sin que eso implicase dar su aprobación.

Si el médico desea intervenir en asuntos relacionados con las divergencias entre padres e hijos es muy importante que tenga claro y consciente sus propios sentimientos y actitudes, de modo que no tome partido por ninguno, con base a sus experiencias personales, lo que en términos psicoterapéuticos se suele llamar controlar su contratrasferencia. La aproximación terapéutica específica debe ser hecha por un especialista en múltiples niveles y por lo menos hay que incluir tres componentes:

—Entender el desarrollo psicosocial del adolescente. —Mejorar la comunicación entre el joven y sus padres. —Desarrollar un contrato de conductas que facilite la resolución de conflictos.

El valor de la familia videos y cortometrajes

La familia perfecta https://www.youtube.com/watch?v=W-gTcGQP2Cg

Familia https://www.youtube.com/watch?v=iJn7qt9HG0M

La Familia (el vídeo más conmovedor que he visto)  https://www.youtube.com/watch?v=b6TXWhu3dkw

No veas esto si no quieres llorar y reflexionar https://www.youtube.com/watch?v=QHoMI3gH8-w

Bibliografía

http://www.faromundi.org.do/2010/02/comunicacion-afectiva-y-efectiva-entre-padres-e-hijos-adolescentes/comment-page-1/

http://www.quadernsdepsicologia.cat/article/view/581/551

 

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